El embarazo es una época y una fase de tremendos cambios para una mujer, desde fisiológicos, corporales, y hasta psicológicos. Los altos niveles de estrógenos o progesterona, acompañados por el incremento de hormonas propias de la gestación y el desequilibrio que puede provocar, desencadenan desequilibrios hormonales. Cuando la relación entre estas hormonas es muy lejana, tanto en exceso, como en bajo nivel, y se aleja de los niveles normales pueden aparecer determinados signos y síntomas.
No solo el embarazo es causante de esos cambios, sino que hay otras fases que también se suelen dar, como la menopausia, los ciclos menstruales de cada mes, una vida poco activa, una mala alimentación y el estrés. Muchas mujeres buscan ponerle solución a ello, pero hay que saber en este aspecto que no todos los tratamientos valen para todas las situaciones, sino que muchos son muy diferentes entre ellos mismos. Lo más recomendable es acudir a tu médico o matrona de referencia. A continuación contaremos cómo se manifiestan algunos de esos desequilibrios:
-Fatiga: no se trata de estar cansadas, sino de hacerlo o sufrirlo constantemente y de manera más severa, que acaben afectando mucho a nuestro día a día.
-Apetito sexual: suele ser uno de los más comunes y más fácilmente reconocibles e importantes. El bajo nivel de estrógenos provoca esa disminución de apetito sexual durante la gestación, y que también puede interferir en la constancia del sueño provocando insomnio.
-Sequedad vaginal: muy relacionado con lo mencionado arriba, baja de los niveles de estrógenos. Especialmente aparece también en mujeres de mediana edad, donde las paredes de la vagina sufren cambios y se lubrica en menor cantidad.
-Acné: un síntoma muy común de los primeros meses del embarazo, persistente y más difícil de eliminar. Aquí no disminuye nada, sino lo contrario, aumentan los andrógenos, causantes del sebo corporal, que complica la respiración de los poros, se obstruyen provocando la salida de ese fuerte acné.
-Apetito: durante el embarazo la alimentación es cambiante, ya que nuestro cuerpo puede llegar a pedirnos cierto tipo de comidas nunca antes demandadas, y al revés también.
-Cambios metabólicos como por ejemplo la aparición de diabetes gestacional.
Ante la aparición de cualquier sintomatología no dudes en consultar con tu matrona de referencia.