En este post vamos a continuar abordando la mastitis, hablaremos sobre prevención, tratamiento y complicaciones.
La leche humana fresca no es habitualmente un medio adecuado para el crecimiento bacteriano, por lo que deben ocurrir ciertas condiciones que impidan al pecho destruir y eliminar bacterias, derivando en una infección.
Existe cierto consenso clínico en cuanto a que entre los principales factores predisponentes a las mastitis destacan el vaciamiento inefectivo de la leche del pecho y una técnica de lactancia incorrecta. También se ha considerado la aparición de grietas en el pezón por ofrecer una puerta de entrada a los microorganismos causales, aunque algunos autores sugieren que estas lesiones pueden deberse a patógenos con capacidad epidermolítica.
Haber sufrido una mastitis en una lactancia anterior se ha mostrado como un factor relevante en varios estudios, lo que pone en entredicho la creencia de que el desarrollo de mastitis está fuertemente relacionado con la inexperiencia durante la lactancia.
De la misma manera, el estrés y la fatiga maternos se han relacionado en ocasiones con la aparición de mastitis, aunque tal y como reconoce la OMS es posible que la asociación sea a la inversa: las mujeres aquejadas de mastitis tienden a estar más cansadas debido al dolor y la fiebre, y pueden querer descansar más tiempo o más a menudo.
El tratamiento debe basarse en tres pilares principales: vaciado efectivo de la leche, medidas de confort y tratamiento farmacológico (ABM).
Vaciado de la mama: la The Academy of Breastfeeding Medicine (ABM) recomienda principalmente aumentar la frecuencia de las tomas en el pecho afectado, situando la barbilla del bebé en dirección a la obstrucción; acompañado de masaje y, si fuera necesario, extracción de leche.
Medidas de confort: de la misma manera, la ABM recomienda reposo e ingestión hídrica, así como la aplicación de calor local previo a la toma y de frío a posteriori. Para la OMS, será esencial también el apoyo psicológico a la mujer, reafirmando el valor de la lactancia para superar las dificultades actuales.
También es útil recoger una muestra de leche para confirmar o descartar una mastitis infecciosa. El recuento de bacterias y leucocitos ayudará en el diagnóstico diferencial. Más de 103 bacterias en el recuento confirmaría una mastitis infecciosa.
El microorganismo que se aísla con mayor frecuencia en la mastitis infecciosa suele ser S. aureus productor de betalactamasas, pero también hay mastitis infecciosas provocadas por otros patógenos, como Escherichia coli, Streptococcus, Staphylococcus epidermidis y Haemophilus. Las bacterias pueden llegar a través de una grieta en el pezón, por los conductos galactóforos o por vía hematógena.
Sólo si el cuadro no mejora con las medidas físicas en 12-24 horas estaría indicado iniciar el tratamiento antibiótico sin esperar al resultado de los cultivos. Una vez iniciado el tratamiento debería seguirse al menos durante 10-14 días para evitar recidivas
Una mastitis se puede complicar apareciendo mastitis recurrentes o un absceso. Generalmente es por un tratamiento tardío o ineficaz. Un absceso es una acumulación de líquido infectado dentro del tejido mamario. Debe hacerse un diagnóstico diferencial con galactocele, fibroadenoma y cáncer de mama.
El objetivo del tratamiento es curar el absceso con rapidez y eficacia, garantizando el máximo beneficio para la madre con la mínima interrupción de la lactancia. La leche no suele estar contaminada y, por tanto, la continuación de la lactancia no está contraindicada. Durante el tratamiento se recomienda continuar la lactancia con el pecho sano, y reiniciarla con el pecho afectado cuando el dolor lo permita.
Actualmente, los abscesos mamarios de la lactancia son tratados por incisión y drenaje o aspiración con aguja, con o sin ultrasonido diagnóstico. El mismo tratamiento con el estudio del líquido recogido nos facilitará el diagnóstico diferencial. Los antibióticos pueden ser o no prescritos. Para la incisión y el drenaje del absceso se hace un corte con un bisturí para liberar el líquido infectado. Se puede insertar un drenaje en la herida para ayudar a que salga el líquido infectado, o se puede dejar abierta para que los fluidos infectados drenen de forma natural.
Una manera menos invasiva para tratar el absceso mamario es mediante aspiración con aguja. Se inserta una aguja en la cavidad del absceso de mama y se usa una jeringa para extraer el líquido infectado, a menudo utilizando la guía del ultrasonido. Hay ventajas con el uso de este método, por ejemplo que no hay cicatrices, reducción de la hospitalización, etc.
¿Pero es igual de efectivo?
En todos estos temas, las últimas investigaciones han avanzado y ponen sobre la mesa diferentes tratamientos a tener en cuenta: malas posiciones a revisar, medidas físicas que calmen los síntomas, frenillos linguales cortos a cortar, tratamientos antibióticos no habituales, probióticos…
¿Qué hay en realidad que tenga evidencia científica para poderlo aplicar sin restricciones?
En el próximo post hablaremos sobre la evidencia científica actual sobre mastitis.
Fuente: Abordaje de las dificultades más frecuentes en lactancia materna, www.federacion-matronas.org