Con el paso del tiempo han ido creciendo los amantes del deporte en el embarazo, para contrarrestar a sus detractores, ya que los beneficios saludables han calado en la sociedad. En el momento que se conoce el estado de embarazada, la práctica de actividad física es algo muy recomendado por el personal sanitario para un desarrollo óptimo de la salud, sumado a una alimentación adecuada.
Durante la gestación es recomendable y beneficioso, más aún si se trata de una persona acostumbrada a realizarlo, es decir, una deportista habitual o incluso profesional . Diferentes estudios, uniendo los beneficios del deporte y las necesidades de un embarazo, han demostrado de forma positiva las grandes ventajas que aporta a la gestante, por ejemplo:
Lo que más destacan, tanto los estudios que mencionábamos como los expertos en salud del embarazo, es que debe practicarse una actividad física que no cause problema alguno a la salud materna ni al desarrollo del feto, siempre y cuando se realice de manera adecuada y controlada.
También hay que destacar el factor psicológico para una futura madre, ya que el movimiento físico tiene incidencia directa con aspectos de autoestima, estado de ánimo, relajación o estrés. No vamos a ocultar que existe cierto riesgo en la práctica de ciertas prácticas deportivas durante el embarazo, pero suele estar más asociado a mujeres que sufren una gestación de alto riesgo o por el riesgo inherente al deporte elegido.
Escenarios que contemplan un control más exhaustivo en todos los matices del embarazo, en la cual encontramos práctica de actividades deportivas. Frecuencia y modos de practicar deporte en el embarazo. Las diversas modificaciones que sufre el cuerpo de la mujer gestante obligan a realizar adaptaciones específicas a la hora de prescribir ejercicio físico, de manera que se eviten posibles efectos adversos que pudieran interferir en el transcurso del embarazo.
No obstante hay que apuntar que, ante cualquier complicación durante el embarazo, deberán ser meticulosamente evaluadas para evitar riesgos. Lo ideal sería que cada mujer, en cada embarazo, siguiera un programa de ejercicio individualizado.
Éste debería tener en cuenta el mes de gestación, la forma física de ese momento y la experiencia, si la hubiera, de un embarazo anterior. De manera que la práctica de ejercicio físico pueda reportar beneficios sin comprometer el desarrollo fetal ni a la futura madre.
El ejercicio físico reportará beneficios tanto a las mujeres que decidan continuar su práctica habitual de entrenamiento, como a aquellas que comiencen un programa, siempre y cuando no exista ninguna complicación obstétrica. Las repercusiones del ejercicio físico en el suelo pélvico son complejas, ya que a diferencia de cualquier otro músculo, la contracción del periné no se aprecia a simple vista.
El entrenamiento específico de esta región realizado tanto durante la etapa de gestación como en la posterior, ha demostrado su efectividad a la hora de prevenir las disfunciones del suelo pélvico, sobre todo, en la incontinencia urinaria. Cualquier programa de ejercicio físico con mujeres embarazadas debe incluir entre sus objetivos un adecuado fortalecimiento de esta zona.
La recomendación de ejercicio físico durante el embarazo está publicada por el ACOG que aboga por
la realización de las recomendaciones mínimas de actividad física para la población sana (al menos 5
días a la semana, 30 minutos de actividad física con intensidad moderada). Este nivel de actividad física presenta escaso riesgo para la salud materno-fetal.
Tradicionalmente, la prescripción de ejercicio físico en la mujer embarazada ha resultado muy conservadora. Pese a ello, la mayoría de los estudios sugieren que, a mayor intensidad y duración del ejercicio materno, mayor riesgo potencial de que ocurran efectos dañinos sobre el feto existirá. Aunque, principalmente por motivos éticos, no han podido concretarse las dosis máximas de actividad física a partir de las cuales aparecerán complicaciones para el embarazo.
Existe un consenso con fuerte evidencia científica que invita a recomendar ejercicios aeróbicos, sobre el entrenamiento de fuerza hay escasos datos para recomendar o no su realización, lo que sí queda claro es descartar todos aquellos deportes o ejercicios que entrañen riesgos de impactos o presión-descompresión en el abdomen-feto, y que puedan crear un traumatismo en el feto (fútbol, baloncesto, voleibol, esquí, ciclismo, tenis, equitación, parapente, escalada, judo, patinaje, esgrima, submarinismo, etc.).
Así como ejercicios y deportes con cambios bruscos de dirección o en los que la pelvis se vea sometida a una actividad abusiva que pueda dañar al futuro bebé (carreras, vallas y saltos en atletismo, ciclismo, equitación, etc.).
Por otro lado, los ejercicios acuáticos resultan una alternativa segura, con un bajo riesgo de lesión, y permiten combinar actividades aeróbicas con otras de fortalecimiento muscular. Con este tipo de ejercicios el riesgo de lesión disminuye significativamente. Los beneficios derivados de la realización de prácticas acuáticas durante el embarazo son numerosos y están basados, principalmente, en las características que aporta la inmersión en el medio acuático.
Hemos de tener en cuenta estas señales de alarma para detener el ejercicio físico en mujeres gestantes:
Si estás embarazada, o estás pensando en quedarte, no dudes en acudir a tu matrona de referencia
para solventar cualquier duda que te pueda surgir para la práctica del deporte durante la gestación, o cualquier otra pregunta. En la página web de FAME también encontrarás diferentes artículos que os pueden servir de ayuda.